BOLETÍN DIGITAL No. 527 “TODO PERTENECE AL AMOR”
“TODO PERTENECE AL AMOR”
‒ 24 de enero: San Francisco de Sales ‒
Actualmente muchos pueden o llegan a confundirse cuando de amor se trata, creen que el amor es solamente sentir bonito, como los enamorados. “El amor es lo que da valor a nuestras obras”, decía san Francisco de Sales, pues “la verdadera pregunta que disipa instantáneamente toda rigidez inútil o todo repliegue sobre sí mismo” es “interrogarse en todo momento, en toda decisión, en toda circunstancia de la vida dónde reside el mayor amor” (Papa Francisco, Totum amoris est, V centenario muerte de san Francisco de Sales).
Por eso se le llamó “doctor del amor divino”. Decía: “un corazón que no tiene afecto, no tiene amor, como también que un corazón que tiene amor, no puede estar sin movimiento afectivo. Pero el origen de este amor que atrae el corazón es la vida de Jesucristo: Nada urge y aprieta tanto al corazón del hombre como el amor, y el culmen de dicha urgencia es que Jesucristo murió por nosotros, nos ha dado la vida con su muerte. Nosotros sólo vivimos porque Él murió; murió por nosotros” (Ibid.).
San Francisco de Sales “describía el Calvario como el monte de los amantes. Allí, y sólo allí, se comprende que no se puede tener la vida sin el amor, ni el amor sin la muerte del Redentor; más, fuera de allí, todo es o muerte eterna o amor eterno, y toda la sabiduría cristiana consiste en elegir bien”.
Invita a confiar en la voluntad de Dios. “Cualquier cosa que suceda, Señor, tú que tienes todo en tu mano, y cuyos caminos son justicia y verdad; cualquier cosa que tu hayas decidido para mí...; tú que eres siempre juez justo y Padre misericordioso, yo te amaré, Señor […] te amaré aquí, oh Dios mío, y esperaré siempre en tu misericordia, y repetiré siempre tu alabanza... Oh Señor Jesús, tú serás siempre mi esperanza y mi salvación” (Ibid.).
Es lo cotidiano habitado por Dios. “¿Ves al Niño Jesús en el pesebre? Recibe todos los estragos del tiempo, del frío y de todo lo que el Padre permite que le suceda”. Es una enseñanza para nosotros: “no debemos desear ni rehusar nada, sino aceptar igualmente todo lo que la Providencia de Dios permita que nos suceda”.
Ángela Pamela Reyes Pérez. Integrante de la Pastoral de la Comunicación.
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