BOLETÍN DIGITAL No. 527 ALREDEDOR DE LA PALABRA
ALREDEDOR DE LA PALABRA
‒ Domingo de la Palabra de Dios ‒
Por cuarta ocasión, celebramos hoy el “Domingo de la Palabra de Dios”. Fue en el 2019 cuando el Papa Francisco, en su carta apostólica Aperuit illis (les abrió el entendimiento), decretó “que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios” (n° 3).
Pero, vayamos a la Palabra encarnada, a Jesús de Nazaret, quien cumple su misión como salvador. Sus discípulos lo experimentaron en “la acogida al pobre, al sencillo, al pecador, el anuncio del Reino de Dios como buena noticia, el estilo de amor que libera del mal y promueve la vida. La palabra y el silencio, la parábola y la imagen se convierten en una verdadera pedagogía para revelar el misterio de su amor” (Directorio para la Cat. n° 159).
Dios se comunica por el don de su Palabra: “vino a los suyos” (Jn 1,11). Cuando el ser humano se deja congregar por ella, inicia un cambio radical: “A todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios” (Jn 1,12), es dejarse plasmar por Él hasta llegar a ser configurados con Cristo. Es así que la Palabra “habitó entre nosotros” (Jn 1,14).
La Palabra de Dios ha sido inspirada por el Espíritu Santo; transmitida en la Tradición de la Iglesia a lo largo de los siglos; es proclamada, celebrada y orada en la liturgia; es vivida en la comunidad eclesial; interpretada por el magisterio; es testimoniada en la vida de los santos; profundizada en la teología; es escuchada y saboreada en el silencio de la vida contemplativa y en la sencillez del hogar cristiano; eco en la catequesis; es el centro de la pastoral; fundamenta la misión; fecunda la caridad (cfr. Directorio general para la catequesis, n° 95).
“La Iglesia se funda sobre la Palabra de Dios, nace y vive de ella… ha encontrado siempre en ella su fuerza, y crece hoy en la escucha, en la celebración y en el estudio de la Palabra de Dios” (VD n° 3). Es indiscutible que “Dios ha querido reunir a su Iglesia alrededor de su Palabra y la alimenta con el Cuerpo y la Sangre de su Hijo. La Palabra de Dios es el pan cotidiano que regenera y alimenta continuamente el camino eclesial” (DPC, n° 283). La Palabra de Dios sea nuestra fuerza y alimento, ¡anunciémosla en nuestros ambientes!
P. Florentino Lucas Valdez. Párroco.
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