BOLETÍN DIGITAL No. 506 LA BÚSQUEDA DE DIOS
LA BÚSQUEDA DE DIOS
‒ San Agustín ‒
El ser humano es inquieto por naturaleza. Acerquémonos a un modelo de búsqueda de Dios. Se llama San Agustín. Nació en Tagaste, provincia de Numidia, en el África romana, el 13 de noviembre del año 354. Hijo de Patricio, un pagano que después se convirtió a la fe cristiana, y de Mónica, cristiana fervorosa, quien lo educó en la fe cristiana. San Agustín quedó fascinado por la figura de Jesucristo, pero se alejó de la fe eclesial, como sucede también hoy a muchos jóvenes (cfr. Benedicto XVI, Audiencia General, 9 de enero 2008).
San Agustín buscó apasionadamente la verdad, lo hizo durante toda su vida, en el acercamiento progresivo al cristianismo. En una ocasión, cuando estaba en un jardín, escuchó a un niño decirle: “toma y lee; toma y lee” (Las Confesiones VIII, 12). Entonces, solícitamente abrió una carta de san Pablo, era el pasaje de la carta a los Romanos donde el Apóstol exhortaba: “Nada de comilonas y borracheras” (Rom 13, 13-14).
Su sueño era dedicarse a la vida contemplativa y al estudio, sueño que le duró tres años, hasta que, contra su voluntad, fue consagrado sacerdote en Hipona y destinado a servir a los fieles. Aprendió a poner a disposición su inteligencia para beneficio de los demás: “Continuamente predicar, discutir, reprender, edificar, estar a disposición de todos, es una gran carga y un gran peso, una enorme fatiga” (Serm. 339, 4). Fue su segunda conversión: se llega a los demás con sencillez y humildad (cfr. Benedicto XVI, Audiencia General, 27 febrero 2008).
San Agustín, convertido a Cristo, que es verdad y amor, lo siguió durante toda la vida y se transformó en un modelo para todo ser humano en la búsqueda de Dios. Falleció el 28 de agosto del año 430. ¿Qué tan difícil puede resultar para nosotros acudir a la Palabra de Dios, calmar nuestras inquietudes que a veces nos llevan por caminos distintos a la fe?
Hoy 28 de agosto, celebramos su memoria. Sigamos su ejemplo reencontrándonos con Dios. Si es que somos un alma inquieta que no encuentra paz, si no hemos encontrado aún ese sentido a nuestra vida, San Agustín le dio a Dios la oportunidad de hacer en él su obra. Démosle también nosotros esa oportunidad. Nuestra conversión puede ser una realidad.
Claudia Elizabeth Pérez de la Cruz,
Coordinadora de la Pastoral de Comunicación.
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