BOLETÍN DIGITAL No. 506 CRECER EN EL AMOR A JESÚS
CRECER EN EL AMOR A JESÚS
‒ El mes de la Biblia ‒
Recientemente alguien me expresa su deseo de leer diariamente la Biblia: “¿por dónde inicio?”. Otra persona expresaba su intención de conocer la Biblia, había tenido contacto con alguna denominación religiosa, le enseñaron algunas cosas, pero ella quería tener un acercamiento a la Biblia católica, preguntaba: “¿hay cursos básicos en el internet que me puedan ayudar?”. Claro que sí los hay, pero hay que saber buscarlos y saber elegir.
En esta semana iniciaremos septiembre, el mes de la Biblia. Será la ocasión para despertar el interés “por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra” (Verbum Domini 73), porque, precisamente, “la vida cristiana se caracteriza esencialmente por el encuentro con Jesucristo que nos llama a seguirlo” (VD 72). Esto se puede lograr a través de una lectura orante y fiel de la Sagrada Escritura en la vida diaria.
De ahí la necesidad de que la “Escritura ha de ser proclamada, escuchada, leída, acogida y vivida como Palabra de Dios, en el seno de la Tradición apostólica” (VD 7). Se recomienda, entonces, conocer la Escritura para crecer en al amor a Jesucristo. San Jerónimo se preguntaba: “¿Cómo se podría vivir sin la ciencia de las Escrituras, mediante las cuales se aprende a conocer a Cristo mismo, que es la vida de los creyentes?” (DV 72).
El mismo san Jerónimo recomendaba a Leta en la educación de su hija: “Asegúrate de que estudie cada día algún paso de la Escritura... Que la oración siga a la lectura, y la lectura a la oración... Que, en lugar de las joyas y los vestidos de seda, ame los Libros divinos” (Ibid.). También le decía al sacerdote Nepoziano: “Lee con mucha frecuencia las divinas Escrituras; más aún, que nunca dejes de tener el Libro santo en tus manos. Aprende aquí lo que tú tienes que enseñar” (Ibid.).
Porque “allí donde no se forma a los fieles en un conocimiento de la Biblia según la fe de la Iglesia, se deja un vacío pastoral, en el que realidades como las sectas pueden encontrar terreno donde echar raíces” (VD 72). Que “cada casa tenga su Biblia y la custodie de modo decoroso, de manera que se la pueda leer y utilizar para la oración” (VD 85).
P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.
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