BOLETÍN DIGITAL No. 502 LA PEREGRINACIÓN, PROFESIÓN DE FE Y CANTO DE ESPERANZA
LA PEREGRINACIÓN, PROFESIÓN DE FE Y CANTO DE ESPERANZA
‒ La Fiesta Patronal: I parte ‒
Estamos a unos días de iniciar las peregrinaciones en honor a La Virgen de la Asunción, patrona de nuestra parroquia, pero también de nuestra Diócesis. Y, precisamente, para mostrar este aspecto diocesano, en esta ocasión todos los decanatos (regiones) con los feligreses de las parroquias que lo integran, mostrarán su amor y fervor peregrinando hacia la madre de todas las Iglesias, la Santa Iglesia Catedral, donde está su imagen.
Tenemos que seguir afianzándonos en la identidad, pues “el patrocinio diocesano de la Virgen de la Asunción desde catedral, y en las comunidades parroquiales ha sido clave y, en la medida que aumenta, es más fuerte símbolo que nos impulsa a la unidad en nuestro peregrinar como Iglesia particular” (Marco de realidad n° 70). Es indiscutible que “la presencia de la Virgen es motivo de cohesión familiar y comunitaria, alentado esto por el rezo del Rosario, las peregrinaciones y fiestas patronales en su honor” (MR n° 62).
El peregrinar tiene su significado, nos recuerda que somo una Iglesia peregrina. “Allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera” (DA 264). De tal manera que el peregrinar es ya una profesión de fe, “el caminar es un verdadero canto de esperanza” (Ibid.). No nos cansemos de caminar juntos, solo así llegaremos a nuestra meta, esa que alcanzó la Virgen María de la Asunción.
La fe nos ayuda a descubrir que “la grandeza de María está en haber sido elegida por Dios para ser la Madre del Redentor. Su sí incondicional ha abierto la etapa definitiva de la salvación. Por ello desde los primeros siglos es considerada también Madre de la Iglesia, disponible a colaborar en el plan de salvación” (MD n° 279 V Plan Diocesano de Pastoral).
Asimismo, la Virgen de la Asunción es Madre de la esperanza ya que celebramos la victoria humana asistida por la gracia de Dios ante el pecado y la muerte. Es la consumación de la victoria contra el enemigo anunciada en Génesis 3,15: “Ella aplastará tu cabeza, mientras tú intentarás morder su talón”, y realizada “porque Cristo, al resucitar se convirtió en el primogénito de entre los muertos” (Col 1,18). María se ha anticipado a nuestra resurrección.
P. Adrián Hernández Martínez, Vicario.
Comentarios
Publicar un comentario