BOLETÍN DIGITAL No. 494 “UNA SOLA TIERRA”

“UNA SOLA TIERRA”  

‒ 05 de junio: Día Mundial del Medio Ambiente ‒

Ya desde el 2008, se celebraba en nuestras parroquias el Día Mundial del Medio Ambiente, motivados por la Pastoral Social Diocesana, sobre todo, con los niños del catecismo, quienes acompañados de sus catequistas se impulsaban algunas actividades concretas como la barrida de algunas calles, la limpieza del parque de la comunidad, una corta marcha con carteles alusivos al cuidado del medio ambiente, todo en un ambiente de alegría y concientización.   

Anualmente, el 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, desde 1972, cuando, en la ciudad de Estocolmo, la Asamblea de las Naciones Unidas así lo proclamó, con el tema “Una sola Tierra”. Han pasado 50 años y la triple crisis planetaria sigue poniendo en peligro a nuestro planeta: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación y los residuos. El lema sigue teniendo vigencia.

Este planeta es nuestro único hogar y es responsabilidad de la humanidad salvaguardar sus recursos finitos. Pero, por el “egoísmo hemos fallado en nuestra responsabilidad como custodios y administradores de la tierra. La hemos contaminado, la hemos saqueado, poniendo en peligro nuestra misma vida… No hay futuro para nosotros si destruimos el ambiente que nos sostiene” (Papa Francisco, Audiencia, 22 de abril de 2020).

Cuidemos la tierra. “Como imagen de Dios, estamos llamados a cuidar y respetar a todas las criaturas. Para nosotros los creyentes, el mundo natural es el ‘Evangelio de la Creación’, que expresa la potencia creadora de Dios para plasmar la vida humana y hacer que el mundo exista junto lo que contiene para sostener a la humanidad. El relato de la creación se concluye: ‘Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien’ (Gén 1, 31)” (Ibid.).

Es una necesidad vivir de forma sostenible y transformar nuestros hábitos: utilizar racionalmente el agua potable, plantar árboles en nuestros espacios, cerrar adecuadamente las llaves y controlar las fugas de agua, etc. El tiempo pascual ha sido un tiempo de renovación. Comprometámonos a amar y a apreciar el magnífico don de la tierra. Imploremos juntos al Padre celestial: “Envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra” (Salmo 104, 30).

P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.                                                                                       


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