BOLETÍN DIGILTAL No. 497 EL ENCUENTRO QUE CAMBIA LA VIDA

EL ENCUENTRO QUE CAMBIA LA VIDA

‒ Solemnidad de San Pedro y San Pablo ‒

El próximo 29 de junio celebraremos la memoria litúrgica de San Pedro y San Pablo. En un solo día celebramos el martirio de estos grandes apóstoles. Buena oportunidad para reafirmar nuestra fe “en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica” porque estos mártires, en su predicación, dieron “testimonio de lo que habían visto y, con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella” (Liturgia de las Horas, III).

San Pedro, el apóstol de la llave, fue pescador, “liberado ante todo del sentimiento del fracaso, y esto ocurrió gracias al amor incondicional de Jesús. Aunque era experto en la pesca, varias veces experimentó, en plena noche, el amargo sabor de la derrota por no haber pescado nada (cf. Lc 5,5) y, ante las redes vacías, tuvo la tentación de abandonarlo todo” (Papa Francisco, Homilía, 29 junio, 2021). Ahora nosotros estamos “llamados a liberarnos de la sensación de derrota ante nuestra pesca, a veces infructuosa” (Ibid.).

El apóstol Pablo, el apóstol de la espada, perseguidor de los cristianos, “experimentó la liberación de Cristo. Liberado de la esclavitud opresiva, la de su ego”, lo llevó a amar a sus hermanos. Esto hizo más fecunda su misión evangelizadora. Pablo comprendió que Dios eligió lo débil del mundo para confundir a los fuertes (I Cor 1, 27), que todo lo podemos en aquel que nos fortalece, que nada puede separarnos de su amor (Flp 4, 13)” (Ibid.). Estamos llamados “a ser libres de la tentación de imponernos con la fuerza del mundo en lugar de hacerlo con la debilidad que da cabida a Dios” (Ibid.).

Recordamos a “dos gigantes de la fe que liberaron la fuerza del Evangelio en el mundo, porque antes fueron liberados por Cristo”, quien les “compartió su vida con afecto y cercanía”. Hoy, “Jesús nos asegura su cercanía, nos reprende con dulzura cuando nos equivocamos, para que podamos encontrar la fuerza de levantarnos y reanudar el camino”.

En el centro de estos testigos de la fe “no están sus capacidades, sino el encuentro con Cristo que cambió sus vidas. Experimentaron un amor que los sanó y los liberó y, por ello, se convirtieron en apóstoles de liberación para los demás”. ¡Dejémonos encontrar por Jesús!

Adrián Hernández Martínez, Vicario.

Comentarios

Entradas populares