BOLETÍN DIGITAL No. 493 “SU FUERZA ESTÁ EN LA ESPERANZA” (Is 30, 15)

“SU FUERZA ESTÁ EN LA ESPERANZA”                (Is 30, 15)

‒ La Ascensión del Señor ‒

Está aumentando el número de suicidios, los asesinatos, las masacres dentro y fuera del país. Tenemos cosas para vivir, pero no tenemos ganas de vivir. Hoy en día la crisis es más bien de esperanza. El presente ha cerrado las puertas del futuro. No hay nada que esperar. La nada, la desesperanza y la desesperación, terminan por quitar el sentido de la vida y las ganas de vivir. El hombre actual sabe y tiene, pero no espera, se siente encerrado en sus propios límites.

La Muerte, Resurrección y Ascensión constituyen un único acontecimiento. Por pedagogía litúrgica los celebramos por separado. “Jesús se fue apartando de ellos y elevándose al cielo” (Lc 24, 52). En esta fiesta de la Ascensión celebramos que Jesucristo finalizó su historia en Dios. Nosotros también terminaremos como Él, en la casa del Padre. Por ello, esta fiesta es de la esperanza, que llena toda nuestra existencia y nuestra historia.

“La ascensión de Jesucristo marca la entrada definitiva de la humanidad de Jesús en el dominio celestial de Dios de donde ha de volver (cf. Hch 1,11), aunque mientras tanto lo esconde a los ojos de los hombres (Col 3, 3). Jesucristo, cabeza de la Iglesia, nos precede en el Reino glorioso del Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con él eternamente” (Catic 665-666). 

Jesús nos espera en la meta. Para ello tenemos que seguirlo, vivir como él, amar como él, extender el Reino de Dios entre nosotros. Desde el cielo está cerca de nosotros de una manera nueva, porque a través del Espíritu Santo vive en nuestros corazones. Jesús sigue presente en medio de los suyos. Sólo la fe nos da la certeza de que la ausencia de Jesús es presencia misteriosa, pero real. La Pascua es la convicción de la presencia activa de Jesús en la historia.

La esperanza en el futuro es la alegría y el sentido del presente. Lo que esperamos ilumina el momento presente. La fiesta de la Ascensión es una llamada al futuro. Y porque creemos en el futuro, nos empuja a trabajar en el presente, a transformarlo, a humanizarlo. Vivamos mirando y esperando el futuro absoluto para que no falte el ánimo y el coraje. El profeta nos recuerda: “Su fuerza está en la esperanza” (Is 30,15). ¡Sembremos esperanza!

Adrián Lizeth Sosa Hernández,

Integrante de la pastoral de la comunicación.


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