BOLETÍN DIGITAL No. 485 “¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!”

“¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!”

--Domingo de Ramos--

¡Ya está aquí la Semana Santa! El próximo 10 de abril será Domingo de Ramos con el que marca el primer día de ésta. Ese día, preparamos nuestras palmas para ir a misa y las llevamos para bendecirlas. De esta manera recordamos esa entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, siendo recibido por la población con palmas. San Marcos lo cuenta así: “Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo” (Mc 11, 8). 

Pero, ¿qué sentido tiene bendecir las palmas? A muchos de nosotros nos gusta conservar en nuestros hogares estos ramos bendecidos y llevados alegremente en procesión. Es bueno conservar un signo visible de una celebración tan hermosa e importante para nuestra fe cristiana. Un signo visible, como una palma, nos lleva a realidades profundas invisibles. Ojalá que esta sensibilidad siga perdurando en el pueblo de Dios.

El papa Benedicto XVI, en la homilía del Domingo de Ramos de 2006 dijo: “Entramos en la Semana santa para vivir la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Los ramos de olivo, signo de la paz mesiánica y los ramos de palma, signo de martirio, don de la vida a Dios y los hermanos, con los que ahora aclamaremos a Jesús como mesías, testimonian nuestra adhesión firme al misterio pascual que celebramos”.

Es importante mencionar también que no podemos dejarnos llevar por ideas supersticiosas. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “la superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar el culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágicas a ciertas prácticas, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen” (n° 2111). 

El Domingo de Ramos es cuando se anticipa la victoria de Cristo sobre la muerte. Jesucristo entra como rey, aclamado como tal por el pueblo. Levantemos nuestra palma con esperanza porque, a pesar de las difíciles batallas que libramos día a día, se pueden ver brotes de fe y verdadero amor. A nuestro ramo unamos nuestro hombro y carguemos nuestra cruz, hagámoslo con esa confianza en el triunfo que nos da Jesús. ¡Feliz inicio de Semana Santa!

Claudia Elizabeth Pérez de la Cruz, Coordinadora de la Pastoral de la Comunicación.


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