BOLETÍN DIGITAL No. 478 EL AMOR CONFÍA Y DEJA EN LIBERTAD
EL AMOR CONFÍA Y DEJA EN LIBERTAD
--14 de febrero, Día de San Valentín--
Se acerca el 14 de febrero, un día especial para los amigos y, sobre todo, para los enamorados, aunque el mundo y la mercadotecnia le han quitado la esencia a este día, pues lo que importa no son los sentimientos y las buenas relaciones, sino los regalos que buscan conquistar con lo más grande, lo más caro y, de esta manera, medir el amor. El marco de realidad diocesano constata un estilo de vida materialista de las personas, que se manifiesta en un afán consumista (cfr. MR 34). Pero, ¿por qué en este día se celebra el amor y la amistad?
Es aquí donde aparece la figura de san Valentín, un sacerdote que hacia el siglo III ejercía su ministerio en Roma, bajo el gobierno de Claudio II. Este decidió prohibir los matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados. San Valentín consideró que el decreto era injusto, así que comenzó a casar en secreto a los jóvenes enamorados; el emperador lo encerró, martirizó y ejecutó el 14 de febrero del año 270 d. C.
Es por eso que en ese día se honra a san Valentín, patrono de los enamorados. El verdadero amor es confianza en la libertad: “El amor confía, deja en libertad, renuncia a controlarlo todo, a poseer, a dominar. Esa libertad, que hace posibles espacios de autonomía, apertura al mundo y nuevas experiencias, permite que la relación se enriquezca y no se convierta en un círculo cerrado sin horizontes” (Amoris Laetitia n° 115). En los matrimonios, el diálogo y la confianza son fundamentales para la relación.
La práctica del amor no está en sólo decir que se ama a las personas, sino en lo que se hace por ellas. El Papa Francisco nos recuerda que “el amor es concreto, está más en las obras que en las palabras”. Además, el amor se da no solo a nuestras familias, pareja o amigos, sino a todo aquel que lo necesita dentro y fuera de nuestro circulo social.
Estamos llamados amar a los demás. “Pertenece más a la caridad querer amar que querer ser amado” (Santo Tomas de Aquino). La verdadera felicidad está en el dar y no sólo en el recibir. Al amar a nuestro prójimo demostramos también el amor a Dios, porque “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (I Jn 4, 20).
Alondra Lizeth Sosa Hernández, Integrante de la Pastoral de la Comunicación.
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