BOLETÍN DIGITAL No. 475 “LES ABRIÓ LA INTELIGENCIA PARA QUE COMPRENDIERAN LAS ESCRITURAS” (Lc 24,45)
“LES ABRIÓ LA INTELIGENCIA PARA QUE COMPRENDIERAN LAS ESCRITURAS” (Lc 24,45)
Hace más de dos años el Papa Francisco afirmaba que “tras la conclusión del Jubileo extraordinario de la misericordia, pedí que se pensara en ‘un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios, para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo”. Por tal motivo dio a conocer una Carta Apostólica en forma Motu Proprio para instituir el Domingo de la Palabra de Dios.
El documento se llama, “Aperuit Illis”, que está inspirado en un texto del evangelio de san Lucas, donde se narra el regreso de los peregrinos de Emaús y el acercamiento a ellos de una persona aparentemente desconocida que “les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras” (Lc 24,45).
El Domingo de la Palabra quedó instituido el III domingo del tiempo ordinario y tiene como objetivo lo siguiente: “Que los católicos apreciemos y valoremos más la Palabra de Dios, que la leamos, la meditemos, que la encarnemos en nuestro diario vivir. También para hacer revivir en la Iglesia el gesto de Jesús resucitado que comparte el tesoro de su Palabra, para que podamos estar en el mundo y ser anunciadores de esa inagotable riqueza”. (cf. Aperuit Illis n.1). Se trata que nos dejemos impregnar del aroma fragante de la Palabra de Dios que enamora.
Solo de esta manera nos responsabilizaremos todos los creyentes en el proceso de transmisión viva de la Palabra de Dios. Nos hacemos responsables en la medida en que logramos hacer entender que la Palabra de Dios toca nuestras vidas, y ponemos la Sagrada Escritura en manos de los jóvenes y familias, sin faltar “el esfuerzo para que algunos fieles se preparen con una formación adecuada a ser verdaderos anunciadores de la Palabra”, nos recuerda el Papa.
Este domingo, “será importante que en la celebración eucarística se entronice el texto sagrado, a fin de hacer evidente a la asamblea el valor normativo que tiene la Palabra de Dios”. A nivel personal, “leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente”, sugiere el Papa.
Adrián Hernández Martínez, Vicario.
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