BOLETÍN DIGITAL No. 474 VIVIR CON AMOR LAS COSAS COTIDIANAS
VIVIR CON AMOR LAS COSAS COTIDIANAS
--El tiempo ordinario--
Después de las festividades de Guadalupe Reyes (desde el 12 de diciembre hasta el 6 de enero), hemos vuelto a las tareas ordinarias: la convivencia diaria, el trabajo, las clases, la catequesis. Lo ordinario no significa que no tenga importancia, que no valga, no es una expresión despectiva, pues la mayor parte de la vida se desarrolla en el tiempo ordinario y es ahí donde se van dando las cosas importantes de la vida.
Es en el día tras día donde aprenden los niños a caminar y a hablar, es en lo ordinario donde construimos la familia y la comunidad de fe, es en la vida ordinaria donde colaboramos con el trabajo en el proyecto de la creación siendo cocreadores, es en lo cotidiano donde surgen las intuiciones y las dudas, ahí se forjan o se frustran los proyectos, es en este tiempo donde se dan los encuentros y los desencuentros, acontecen las crisis y las superaciones.
El mismo Jesús se hace ordinario y viene a la vida de cada día: “Caminaba Jesús por el lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores” (Mc 1,16). Así como a ellos, nos llama por nuestro nombre y nos hace una propuesta: “Síganme... Conviértanse y crean en el Evangelio”. Es en el tiempo ordinario donde el discípulo de Jesús se va forjando, ensanchando el corazón con la Buena Noticia del Reino de Dios.
Hablando litúrgicamente, el tiempo ordinario es el más largo del año, dura entre 33-34 semanas, el color que se utiliza es el verde; comienza el lunes siguiente al Domingo de la fiesta del Bautismo de Jesús y se interrumpe con el miércoles de Ceniza, con el que inicia la Cuaresma, para reiniciarse el lunes siguiente a Pentecostés hasta las vísperas del primer domingo de Adviento, con el cual se inicia el nuevo año litúrgico.
En el tiempo ordinario se nos llama a vivir con calidad, a crecer y madurar la fe, la esperanza y el amor en nuestras tareas ordinarias: matrimonio, vida espiritual, vida profesional, en el trabajo, estudio, relaciones humanas y, sobre todo, buscar hacer con gozo la voluntad de Dios: “No nos cansemos de invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo para que nos ayude a vivir con amor las cosas cotidianas y así hacerlas extraordinarias” (Papa Francisco).
Alondra Lizeth Sosa Hernández, Integrante de la Pastoral de la Comunicación.
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