BOLETÍN DIGITAL No. 469 MÉXICO, TIERRA ELEGIDA PARA CONSTRUIR UN “TEMPLO”
MÉXICO, TIERRA ELEGIDA PARA CONSTRUIR UN “TEMPLO”
-- 12 de diciembre: la Virgen de Guadalupe --
Nos damos cuenta que diciembre ha llegado porque, desde sus primeros días, vemos a los peregrinos guadalupanos cantando y rezando en las calles, algunos otros montan sus altares o arreglan las ermitas en sus casas, las familias se preparan para vestir a sus hijos pequeños de Juan Diego y de la Virgen María. Y es que el 12 de diciembre los mexicanos celebramos a la Virgen de Guadalupe, una de las más importantes celebraciones nuestras.
Este acontecimiento, una de las representaciones religiosas más poderosas por su relación con el origen de nuestra patria mexicana y por su significado de dignidad, esperanza e identidad que suscita, necesitamos hoy más que nunca celebrarlo ante el desafío de la pandemia que muta y, mal manejada, sigue. Todo inicia cuando, “diez años después de tomada la ciudad de México se suspendió la guerra y hubo paz entre en los pueblos”.
“… Empezó a brotar la fe, el conocimiento del verdadero Dios, por quien se vive… en el año de mil quinientos treinta y uno, a pocos días del mes de diciembre”. Es en este contexto histórico que “la siempre Virgen Santa María”, vino al encuentro de “un pobre indio, de nombre Juan Diego”, en el “cerrillo llamado Tepeyac”, quien al decir “desde que nacimos venimos a aguantar el trabajo de nuestra muerte”, muestra su desesperanza.
Es cuando la “Madre del verdadero Dios por quien se vive” lo levanta, lo dignifica y le dice: “¿no estoy yo aquí que soy tu Madre?”, y lo hace protagonista en la construcción de una sociedad nueva; por eso le pide a Juan Diego que le diga al obispo que se comprometa a construir, junto con él, “un templo” (Nican Mopohua), donde quepan todos con dignidad, convivan en medio de las diferencias y construyan la justicia y la paz.
La Virgen de Guadalupe, al traernos a su Hijo Jesús, vino a despertar la esperanza de todo un pueblo, de los pequeños, de los que no tienen un lugar digno, de los que hoy sufren la enfermedad del Covid-19, la injusticia y desigualdad, de los padres y madres que han visto perder o arrebatarles criminalmente a sus hijos, de los no tienen trabajo. Pero también, hay que asumir la tarea que le fue encomendada a san Juan Diego. ¡Viva la Virgen de Guadalupe!
Claudia Elizabeth Pérez De la Cruz, Coordinadora de la Pastoral de la Comunicación.
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