BOLETÍN DIGITAL No. 459 ¿PARA QUÉ MEDITAR EL ROSARIO?
¿PARA QUÉ MEDITAR EL ROSARIO?
-- Octubre, mes del Rosario --
Aún recuerdo que el primer contacto que tuve con el Rosario fue gracias a la costumbre que mi madre me inculcó. Se trataba de llevar flores a la Virgen María en el mes de mayo cuando asistíamos vestidos de color blanco. Con el tiempo, nuestras vidas cambian, llegan responsabilidades, el ajetreo nos absorbe y, por desgracia, nos hace olvidarnos de la meditación del Rosario y a dedicar tiempo a cultivar nuestra fe y hacerla madurar.
Pero, nos llega un momento de toma de conciencia, donde nos damos cuenta de lo importante que es pedir la intercesión de nuestra madre María por medio del Rosario, sobre todo, por la situación del Covid 19, como en mi caso, que me ha llevado a acercarme más a ella. Aunque a veces la flojera no nos deja, debemos tener presente que el Rosario es la mejor arma contra lo que divide la familia, destruye los valores y pisotea la vida.
El Rosario es un resumen de los evangelios pues “tras haber recorrido la Encarnación y la vida oculta de Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de dolor) y el triunfo de la Resurrección (misterios de gloria), la meditación se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz)” (Juan Pablo II, El Rosario de la Virgen María n° 19).
De esta manera, nos introducimos “a la profundidad del corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gracia” (Ibid. 19). Para lograrlo, es necesario meditar el Rosario con un “ritmo tranquilo y un reflexivo remanso de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor y que desvelen su insondable riqueza” (Ibid. n° 12). Solo así será una oración contemplativa.
Ojalá no olvidemos que en el Rosario tenemos un arma poderosa de fe y amor. Meditémoslo en familia, enseñemos a los más pequeños y acerquemos a cuantas personas sea posible a Cristo Jesús, a través de esta oración. Pidamos por los más necesitados, por quienes sufren, por nuestros enfermos y sus familias. María siempre está dispuesta a escucharnos, a consolarnos y a darnos esa dosis de esperanza en las pruebas más difíciles.
Ana Luz Schulte Bustamante, Coordinadora de los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión
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