BOLETÍN DIGITAL No. 456 ¡VIVA LA VIDA!
¡VIVA LA VIDA!
-- La independencia: el don de la libertad, pero no corrompida --
Septiembre es cuando sacamos la bandera para que ondee en nuestros hogares y calles, se preparen los antojitos mexicanos, se escuche la música vernácula y se grite a todo pulmón: “Viva México”, aunque todo esto es cada vez menos. Ya dedicamos un artículo para hablar sobre el patriotismo, cuando se recordaba que no es un sentimiento sino una aspiración al progreso, una proyección hacia adelante donde todos nos involucremos.
Los obispos mexicanos dicen: “Los pueblos suelen volver la mirada a los acontecimientos fundantes y significativos de su historia para comprender su identidad, asumir objetivamente su pasado y proyectar hacia nuevos rumbos su porvenir”. Y agregan: “La gestación y el crecimiento de una nación es un proceso siempre prolongado y nunca totalmente acabado” (Conmemorar nuestra historia desde la fe para comprometernos con nuestra patria n° 8).
Fue en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 cuando el cura Miguel Hidalgo y Costilla convocó al pueblo de Dolores a levantarse en armas con el repique de las campanas de la Iglesia para poner fin al dominio español. Once años después, el 27 de septiembre de 1821, se consumó la independencia, “un movimiento político y social con profunda raigambre religiosa católica, herencia noble y rescatable que debemos agradecer” (Ibid. 16).
Miguel Hidalgo, José María Morelos y muchos otros “lucharon por los valores de la libertad y la igualdad, y dieron voz al reclamo de justicia de un pueblo sumido en la pobreza y la opresión, largamente padecida” (Conmemorar… n° 15). La Iglesia “celebra el don de la libertad, lo agradece y se esfuerza por preservarlo y enriquecerlo” (Ibid. n° 12). Preservar la libertad no es pisotear los derechos de los inocentes indefensos con el aborto.
Desgraciadamente se ha reconocido “el derecho fundamental” de la interrupción del embarazo, considerando que el feto no es una persona titular de derechos humanos, por lo que no hay derechos humanos de dos personas. México se encamina a ser un país de abortos, de muertes por la violencia. Somos una paradoja: ser “un pueblo mayoritariamente católico al que se trata de impedir su expresión más profunda” (Ibid. 19). Gritemos: ¡Viva la vida!
P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.
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