BILETÍN DOMINICAL NO. 454 MAYOR AMOR A LAS SAGRADAS ESCRITURAS

MAYOR AMOR A LAS SAGRADAS ESCRITURAS

-- Mes de la Biblia --

Septiembre es el mes de la Biblia y es así porque también el 30 de ese mismo mes se celebra a san Jerónimo, el santo patrono de los biblistas, quien dijo: “Desconocer las escrituras es desconocer a Cristo”. Recordemos que la Biblia no es un libro que nos hable de Dios, sino que es Dios mismo quien nos habla por medio de su Palabra. La Biblia es el libro por excelencia del Pueblo de Dios, el más leído en el mundo, escrito en hebreo, arameo y griego. 

El Papa Dámaso, mediante un decreto en el año 382 D.C., fijó definitivamente el canon bíblico (lista de los 73 libros de la Biblia y que la Iglesia ha declarado como divinamente inspirados), y pidió a Eusebio Hierónimo, mejor conocido como Jerónimo de Estridón, que tradujera la Biblia del griego y hebreo al latín. Este, que escribía con gran elegancia el latín, la tradujo y surgió la “Vulgata”, Biblia oficial de la Iglesia hasta el Concilio Vaticano II.

La Biblia está compuesta por 73 libros, dividida en 2 partes: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento están 46 libros: Pentateuco (5), históricos (16), poéticos y sapienciales (7), profetas mayores (6) y profetas menores (12); en el Nuevo Testamento están 27 libros: los Evangelios (4), Hechos de los Apóstoles, cartas de san Pablo (13), carta a los Hebreos, cartas católicas (7) y el Apocalipsis. 

“La Biblia no es una hermosa colección de libros sagrados que estudiar, es Palabra de vida que sembrar, un don que el Resucitado nos pide que recibamos y distribuyamos para que haya vida en su nombre” (Papa Francisco, mensaje a participantes del Congreso internacional de la Federación Bíblica Católica, 26 de abril 2019). Pero antes, es necesario tener un encuentro con Jesús, que nos llama a seguirlo. 

De ahí que el mes de la Biblia sea una oportunidad para impulsar “una nueva etapa de mayor amor a la Sagrada Escritura por parte de todos los miembros del Pueblo de Dios, de manera que… se profundice la relación con la persona misma de Jesús” (Verbum Domini 72) y así la Palabra de Dios sea “el corazón de toda actividad eclesial” (Evangelii Gaudium 174), porque “la Palabra de Dios es viva” (Heb 4,12) y da vida. ¡Experimentémoslo!

Alondra Lizeth Sosa Hernández, Integrante de la Pastoral de la Comunicación.


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