BOLETÍN DIGITAL No. 448 “LOS LLAMÓ PARA QUE ESTUVIERAN CON ÉL” (Mc 3, 14)
“LOS LLAMÓ PARA QUE ESTUVIERAN CON ÉL” (Mc 3, 14)
-- La formación inicial en el Seminario --
El mes del Seminario es una oportunidad para conocer cómo es la formación de los futuros pastores de nuestra Diócesis. El Seminario es una institución educativa donde la formación implica un itinerario, es decir, unos objetivos que respondan a las exigencias de la Iglesia de hoy.
El Papa Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Pastores Dabo Vobis (sobre la formación de los sacerdotes en la situación actual), afirma que el Seminario es “una comunidad educativa en camino; la comunidad promovida por el Obispo para ofrecer, a quien es llamado por el Señor para el servicio apostólico, la posibilidad de revivir la experiencia formativa que el Señor dedicó a los doce” (PDV 60).
En efecto, la formación de los candidatos al sacerdocio está dividida en cuatro etapas:
Propedéutica (1 año)
Esta etapa busca “consolidar las bases sólidas para la vida espiritual y favorecer un mejor conocimiento de sí que permita el desarrollo personal” (Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, no. 59).
Filosófica o discipular (3 años)
Educa “a la persona en la verdad del propio ser, en el uso de la libertad y en el dominio de sí, que permita una generosa entrega a los demás” (Ibid. 63).
Teológica o configurativa (4 años)
Etapa que “se concentra en el proceso de configuración del seminarista con Cristo, Pastor y Siervo, para que unido a Él, pueda hacer de la propia vida un don de sí para los demás. El contenido de esta etapa es exigente y fuertemente comprometedor. Se requiere una responsabilidad constante en la vivencia de las virtudes cardinales, las virtudes teologales y los consejos evangélicos, siendo dócil a la acción de Dios mediante los dones del Espíritu Santo” (Ibid. 68).
Síntesis vocacional
Tiene “una doble finalidad, primero insertarse en la vida pastoral y segundo en esforzarse de adquirir una adecuada preparación en vistas a la recepción del presbiterado” (Ibid. 74).
Podemos decir que toda la formación inicial tiene un promedio de ocho años. El joven seminarista ha de formarse en cuatro dimensiones: humana, espiritual, intelectual y pastoral. Pidamos a Dios por los seminaristas, para que les conceda docilidad y perseverancia en su vocación.
Sem. Francisco Pérez Gabino, Egresado del Seminario.
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