BOLETÍN DIGITAL No. 448 ESPÍRITU DE FRATERNIDAD Y COMPETICIÓN DEPORTIVA

ESPÍRITU DE FRATERNIDAD Y COMPETICIÓN DEPORTIVA

-- Los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 --

Los Juegos Olímpicos de Tokio, programados inicialmente para el 2020, pero que, por la emergencia sanitaria del Covid-19, se aplazaron un año, se llevarán a cabo del 23 de julio al 8 de agosto. Japón es uno de los países que ha tomado en serio la pandemia pues, con una población semejante a la nuestra de 130 millones de habitantes, allá se han dado 817,000 contagios, aquí 2,5 millones; allá murieron 15,000 personas, aquí alrededor de unas 400,000.  

Este acontecimiento deportivo nos lleva a afirmar que el mundo se divide entre quienes aman y realizan por placer una actividad física como forma de vida con la disminución del riesgo cardiovascular y quienes llevan un estilo de vida sedentario, acarreando enfermedades crónico-degenerativas, afectando la salud mental (la depresión) y el bienestar general, aunque la actividad física para algunos es más culto a la imagen que mejoramiento de la salud.  

Si el lema olímpico es “Citius, altius, fortius” (más rápido, más alto, más fuerte), “no es una incitación a la supremacía de un país sobre otro…, sino que representa el desafío al que todos estamos llamados: el de asumir el cansancio, los sacrificios, para lograr las metas importantes de la vida, aceptando nuestros propios límites buscando superarse” (Papa Francisco a oficiales y deportistas del Comité Olímpico Nacional Italiano, 9 diciembre 2014).

Es “el deporte un poderoso instrumento para el crecimiento integral de la persona humana… ¡Es típico de la actividad deportiva unir y no dividir! Construir puentes y no muros. Incluso los cinco anillos entrelazados, símbolo y bandera de los Juegos Olímpicos, representan el espíritu de fraternidad que debe caracterizar el evento olímpico y la competición deportiva en general” (Papa Francisco a los del Comité Olímpico Europeo, 23 noviembre 2013).  

Entre deporte y vida espiritual hay similitud: “La pasión, el entusiasmo, la constancia, la determinación, el desafío y el límite al tener la mirada proyectada hacia un más allá, más allá de ellos mismos, hacia el horizonte de Dios. San Pablo nos invita: Los ejercicios corporales no sirven de mucho: al contrario, la piedad sirve para todo, porque tiene la promesa de la vida presente como la futura (1 Tim 4,8)” (Ibid., Papa Francisco 9 dic. 2014).

P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.

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