BOLETÍN DIGITAL No. 443 “¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?” (Hech 2,37)
“¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?” (Hech 2,37)
-- El catecumenado: hacia el encuentro pleno con Jesús en la comunidad --
Después de haber finalizado el catecismo infantil en mayo, ahora nos enfocamos a terminar la iniciación cristiana de adultos, también llamado “catecumenado”, es decir, aquellos no bautizados o que no han completado los sacramentos de iniciación cristiana, con la realización de 3 bautismos, 12 primeras comuniones y 10 confirmaciones, que se celebrarán el 26 de junio, además de 3 parejas que celebrarán el sacramento del matrimonio el 3 de julio.
Quizás nos ha costado sacudirnos aquella práctica en la que cuando queríamos algún sacramento solo lo pedíamos sin ninguna preparación: “quiero bautizarme, quiero casarme”. Pensamos que con esto era suficiente y el “padrecito” tenía que acceder a nuestra petición. Por eso ahora nos molesta que nos digan que es necesaria una preparación que pide tiempo y disponibilidad, que cuando no estamos convencidos decimos: “la Iglesia pide mucho…”.
No se trata de exigir “pláticas”, más bien de motivar sobre la importancia de la preparación, “que disponen y capacitan para recibir y vivir provechosamente esos momentos eclesiales de salvación que son los sacramentos” (Directorio para la Pastoral de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, Diócesis de Tuxpan, Introducción). Así sucedió cuando, ante el anuncio de Pedro sobre Jesús muerto y resucitado, la gente preguntó: “¿Qué tenemos que hacer? Pedro les contestó: Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo” (Hech 2,37-38).
El catecumenado es una “verdadera escuela de formación para la vida cristiana” que tiene como finalidad guiar a la persona “hacia el encuentro pleno con el misterio de Cristo en la vida de la comunidad” (Directorio para la catequesis no. 63). No se nace siendo discípulo de Jesús, solo en el encuentro permanente con Él es que se le sigue, mediante una conversión.
Entre los elementos esenciales del catecumenado está lo pascual, esa “orientación hacia el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, corazón de la fe, que lleva a reinterpretar y vivir los momentos más intensos de la vida” (Directorio no. 64). A la luz de esta novedad, san Pablo enunciaba firmemente: “Si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es vana” (I Cor 15,14), Imprimir novedad a nuestra vida se vuelve una necesidad. Continuará.
P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.
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