BOLETÍN DIGITAL No. 442 AMADOS CON UN CORAZÓN HUMANO

AMADOS CON UN CORAZÓN HUMANO

--Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús--

La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que lo veneremos, especialmente en estos días. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el enorme amor de Jesucristo a los hombres. El propio Jesús, mostrando su corazón, se le apareció en una revelación privada a santa Margarita María Alacoque, y le dijo: “He aquí Mi Corazón, que tanto los ha amado… y sólo recibe… ingratitudes, irreverencias y sacrilegios, frialdades y menosprecios”.

Jesús nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, “el Sagrado Corazón de Jesús, es considerado como el principal indicador y símbolo […] de aquel amor con que el Divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres” (CIC 478). El Corazón de Jesús habla de esperanza. Porque quien se sabe amado no tiene miedo al futuro y lo enfrenta con ilusión y entrega. Esto significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.

Santa Margarita María Alacoque decía. “Al Corazón de Jesús le agradan mucho los servicios de los pequeños y humildes de corazón socorriéndoles con bendiciones en sus vidas”. Dentro de las promesas del Sagrado Corazón se tienen: “A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado, daré la paz a las familias, las consolaré en todas sus aflicciones, seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte, derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas”.

Celebrar la fiesta del Sagrado corazón de Jesús, es comprometernos a restaurar nuestra sociedad tan dañada por la violencia y la inseguridad tenemos que acudir a la fuente del amor que brota del corazón de Jesús. Tenemos que alimentarnos y beber de su amor, para llenar de amor a nuestros pueblos y comunidades. En la medida en que vayamos inundando este mundo de amor, en esa medida irá brotando una nueva sociedad de paz y de justicia.

Si hemos resucitado con Cristo démosle esa vida nueva que nuestro país necesita, el único camino es el amor entre nosotros, así como Cristo nos ha amado. ¡Sagrado Corazón de Jesús! En ti confiamos.

P. Adrián Hernández Martínez, Vicario.


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