BOLETÍN DIGITAL No. 431 MEXICO, “UNA NACIÓN QUE SE DESANGRA”
MEXICO, “UNA NACIÓN QUE SE DESANGRA”
--“Por sus llegas ustedes han sido curados” (I Pe 2,24)--
Hace unos días los obispos mexicanos describieron la situación crítica que atravesamos: “la enfermedad y muerte a causa de la pandemia por COVID 19 y el escaso índice de vacunación, la crisis económica que ha detonado desempleo, mayor pobreza y marginación social, el flagelo del crimen organizado que diariamente cobra vidas y dinamita el crecimiento de las regiones, así como el rezago educativo que enfrentan las niñas, niños y jóvenes”.
Sin atender la gravedad de la situación, los políticos están introduciendo “modificaciones en la Constitución y en leyes secundarias, que abran las puertas a la ampliación de la práctica del aborto, a la restricción del derecho a la libertad de religión, de conciencia y de expresión, a limitar peligrosamente el ejercicio de la patria potestad, a intervenciones biotecnológicas en el ámbito reproductivo, al consumo lúdico de la marihuana”.
Estos temas exigen “una discusión social pausada y responsable, así como una fundamentación mucho más sólida, basada en la inalienable dignidad de toda persona”. La ciudadanía debería estar atenta a estas reformas, aun en medio de la pandemia, porque podrían ser un duro golpe al bienestar, salud y desarrollo personal y social de las familias mexicanas. La actualización de leyes debe promover los derechos y obligaciones de todos.
Estamos a unos días de celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Desde lo humano, el derramamiento de la sangre de Jesús fue una injusticia de los poderosos de aquel tiempo; desde la fe, “Jesucristo nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre” (Ap 1,5), para que no se siga derramando más sangre humana, se respete la dignidad de la persona, la verdad sea el criterio que nos guie y la convivencia se vuelve una amistad social.
Somos una “nación que se desangra” por “agendas ideológicas”, creando un “México dividido y fracturado”. No nos conviene estar así. Construyamos “puentes solidarios y fraternos de reconciliación, a favor de lo esencial, de las verdaderas prioridades”. No estamos solos en este desafío: “mirarán al que crucificaron” (Jn 19, 13), porque ahí se nos propone otro estilo de convivencia, porque solo con “sus llagas” hemos sido curados (I Pe 2,24).
P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.
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