BOLETÍN DIGITAL No. 424 AGRADECIMIENTO Y FE, INGREDIENTES NECESARIOS
AGRADECIMIENTO Y FE, INGREDIENTES NECESARIOS
--En la era pandémica--
Día tras día experimentamos lo fugaz que es el tesoro más preciado de la vida en estos tiempos de era pandémica. Pero precisamente por esto, hay que dar gracias a Dios por este don, en el contacto con los demás y en la vivencia de la humanidad de cada quien: al abrir los ojos cada mañana, sentir nuestra respiración (qué maravilla), proyectar, observar, escuchar, admirar y contemplar la vida tal como es, sin maquillajes es más hermosa.
El ser agradecidos es un aprendizaje al que hay que abrirnos con toda sencillez y que tiene que expresarse en un gesto, en un saludo, en un mensaje, en una palabra, en un interés por el otro. Son muchas personas a las que tendríamos que decirles gracias, empezando por las de la familia, por su cariño y amor desinteresados, por su preocupación y desvelo por nosotros, por aceptarnos como somos y por estar con nosotros en las buenas y en las malas.
Además, con quienes nos encontramos fuera de la familia: los vecinos, los que trabajan con nosotros, el de la tienda, el del taxi, los que vienen a misa, el de la tortillería, en fin… con todo aquel con quien nos cruzamos; hoy los podemos ver, mañana no se sabe; también un gesto o una palabra será un detalle que a veces no nos imaginamos de lo oportuno que podría ser. Es construirnos todos como humanos, con una mirada diferente al otro, quizás solidaria.
En esto, la fe es de gran ayuda para no perder la sensibilidad humana, aun cuando hoy se priorice el bienestar material. Durante la semana hemos reflexionado la carta a los Hebreos que nos recordaba que nos acerquemos a Jesucristo con “una fe total” (Heb 10,21), para no perder “la confianza, pues la recompensa es grande” (Heb 10,37). Es una fe trascendente auténtica y no un código moral, que suscita un equilibrio con uno, los otros y el mundo.
El pensador Miguel Unamuno creía que la fe “nos hace vivir mostrándonos que la vida, aunque dependa de la razón, tiene en otra parte su manantial y su fuerza, en algo sobrenatural y maravilloso”. Para Jesús, “El Reino de Dios ya está entre ustedes” (Lc 17,21), en el corazón. La fe es una fuerza que “mueve montañas” (Mt 17,21) en situaciones límites. Además de la prevención, la pandemia se combate cuidando la vida y con la fuerza de la fe.
P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.
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