BOLETÍN DIGITAL No. 423 “DE CRISTO HAN SIDO REVESTIDOS” (Gál 3,27)
“DE CRISTO HAN SIDO REVESTIDOS” (Gál 3,27)
--Domingo de la Palabra de Dios--
Hoy, tercer domingo del tiempo ordinario, se celebra por segunda ocasión el Domingo de la Palabra de Dios, instituido por el Papa Francisco con la finalidad de recordarnos la importancia de la lectura frecuente de la Sagrada Escritura. Este acontecimiento fue instaurado el 30 de septiembre de 2019, memoria litúrgica de San Jerónimo, con la Carta Apostólica en forma de motu proprio titulada Aperuit Illis (“Les abrió el entendimiento”).
Existe la urgencia y “necesidad de tener familiaridad e intimidad con la Sagrada Escritura y con el Resucitado, que no cesa de partir la Palabra y el Pan en la comunidad de los creyentes. Para esto necesitamos entablar un constante trato de familiaridad con la Sagrada Escritura, si no el corazón queda frío y los ojos permanecen cerrados, afectados como estamos por innumerables formas de ceguera” (Aperuit Illis no. 8). ¿Cómo lograr esta familiaridad?
Si queremos vivir una experiencia de Jesús, tenemos que echar recurso de todo nuestro ser para descubrirlo como una presencia viva que está en nuestra vida, como alguien con quien dialogar en el trajín de cada día; se trata de sumergirse en la profundidad de su persona, dejarse atraer por su misterio, captar el Espíritu que lo hace tan humano, intuir su amor al ser humano, su pasión por la vida, su ternura hacia el débil, su confianza en Dios su Padre.
Para lograr esto, no hay como una lectura de los evangelios e ir tras la verdad personalmente. No es necesario saber mucho para entender su propuesta, aunque leer el Evangelio no es ciertamente encontrar recetas para vivir, sino una vivencia de la vida de Jesús, que nos hace andar con libertad y alegría. Esta fue la experiencia de los primeros discípulos, que se habían “revestido de Cristo” (Gal 3,27). Es también la nuestra: reproducir su vida en nuestro ser.
Hagamos el propósito de hacer un espacio al Evangelio en la vida cotidiana, leamos algún versículo diariamente; mantengámoslo abierto en la mesa en casa de noche; llevémoslo en el celular, dejemos que nos inspire al bien, a la esperanza, a ser positivos en el diario vivir, con mucha probabilidad de encontrarnos con la grata sorpresa de que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad, nos guía con amor, nos enseña y nos nutre como alimento.
P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.
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