BOLETÍN DIGINTAL No. 420 “HEMOS VISTO SU ESTRELLA” (Mt 2,10)

“HEMOS VISTO SU ESTRELLA” (Mt 2,10)

--Solemnidad de la Epifanía del Señor--

La Navidad cristiana es el regalo que Dios Padre nos hace de su Hijo, quien se hace hombre naciendo de María en Belén. La Epifanía es la manifestación del Niño Jesús a los Magos de Oriente, quienes no son judíos, sino extranjeros que buscan con diligencia al recién nacido, Rey de los judíos, para adorarlo y ofrecerle sus dones: “Oro, incienso y mirra” (Mt 2,11).

Los magos “eran hombres que buscaban la auténtica luz que nos señala el camino por el que tenemos que andar con nuestra vida, hombres convencidos de que se nos ha encomendado encontrar las huellas de Dios y dejarnos guiar por ellas a fin de alcanzar la vida verdadera, es decir, que iban en búsqueda de Dios y, con ello también en búsqueda de sí mismos”. Ellos siguen la luz, la estrella, que les guía hasta Jerusalén “estaban convencidos de que los cielos anunciaban la gloria de Dios” (Dios se hizo hombre, Benedicto XVI, pág. 64-65). 

Su ejemplo nos anima a levantar los ojos hacia la estrella y a seguir los grandes deseos de nuestro corazón. Nos enseñan a no contentarnos con una vida a medias, sino a dejarnos fascinar siempre por la bondad de Dios. Y nos enseñan a no dejarnos engañar por las apariencias, por aquello que para el mundo es grande, sabio, poderoso. No nos podemos quedar ahí. Tenemos que ir más allá, hacia Belén, allí donde en la sencillez de una casa de la periferia, entre una mamá y un papá llenos de amor y de fe, resplandece el Sol que nace de lo alto, el Rey del universo. 

“La Palabra de Dios es la verdadera estrella que orienta nuestro camino, si vivimos de acuerdo a ella, entonces estamos yendo por el recto camino”. El Señor quiere que también nosotros lleguemos a ser estrellas, que también en nosotros acontezca esta explosión transformadora de la fe, a través de la cual es liberada la luz que él ha depositado en nosotros a fin de que encontremos el camino y lleguemos a ser indicadores del camino para otros. 

Aprovechemos la liturgia de esta última semana del tiempo de Navidad para profundizar en las distintas manifestaciones con que Dios quiso demostrar la divinidad de Jesucristo. Pidámosle que nos conceda andar por su camino y, de ese modo, percibir interiormente la gran alegría que él ha traído a este mundo. 

P. Adrián Hernández Martínez, Vicario.


Comentarios

Entradas populares