MENSAJE DE NAVIDAD OBISPOS DE VERACRUZ
MENSAJE
DE NAVIDAD 2020 DE LOS OBISPOS DE VERACRUZ
Provincia Eclesiástica de Xalapa
LA NAVIDAD NOS
ESTÁ LLAMANDO: VAYAMOS A BELÉN.
La Palabra de Dios durante este tiempo litúrgico del Adviento nos ha
venido interpelando a todos los cristianos para prepararnos con un corazón
dispuesto a reavivar la realidad de este gran misterio de amor, por el que Dios
quiso hacerse hombre, para que nosotros nos convirtiéramos en hijos de Dios.
A partir de este día 16 de diciembre, los mexicanos comenzamos un
novenario que quedó impreso en el corazón de todas las familias, cuando los
misioneros evangelizadores, quisieron así preparar la celebración cercana de la
Navidad con la tradición de “las posadas” y “misas de aguinaldo”, para hacer
crecer en nosotros el deseo de una conversión al Señor, purificando nuestra
alma y fortaleciendo la fe, que ha de fructificar en la comunión fraterna, la
esperanza y la alegría.
Ante las situaciones que hemos estado viviendo y padeciendo, por las
consecuencias de la violencia, la pandemia y el deterioro de la economía y los
valores familiares, no faltará quién se pregunte: ¿tendrá sentido la Navidad
para nosotros? ¿Cómo podremos celebrar
la Navidad?
En efecto, vivimos una crisis profunda, que se ha acentuado
por la pandemia del COVID-19. Ésta crisis ha mostrado la fragilidad de las
estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas en que se sostiene
nuestra vida. En nuestra Nación y
particularmente en las ocho diócesis que conformamos la Provincia Eclesiástica
de Xalapa, no cesan los contagios y las muertes por el virus; los afectados y
fallecidos no son simples datos estadísticos, sino que son nuestros familiares,
amigos, miembros de nuestra comunidades parroquiales, o personas que tenían una
responsabilidad, social o pastoral entre nosotros: constatamos que la
enfermedad y la muerte han tocado al personal médico, y a otros hermanos que
ofrecen diferentes servicios sociales, enfermeras, religiosas y sacerdotes.
Esta crisis sanitaria
ha ensombrecido los diferentes campos de la vida familiar y comunitaria de
nuestros pueblos, como se constata en una economía en decrecimiento, el aumento
de la pobreza, negocios y empresas obligados a cerrar, aumentando el desempleo
y la incertidumbre para muchas familias; se padece un sistema de salud
insuficiente y con graves deficiencias.
Por otra parte, la realidad política con poca participación,
descalificaciones y no incluyente, con una democracia incompleta, marcada por
resentimientos sociales; un sistema educativo débil, con una formación que no
abarca la integridad de la persona y los auténticos valores. A esta situación compleja, se suman los lamentables
hechos de violencia que crecen tanto al interior del hogar como en las
comunidades: asesinatos de periodistas, alcaldesas y ediles, violencia contra
la mujer y personas vulnerables. Todo
esto propiciado por causas multifactoriales, pero muchas veces fruto de las adicciones, del
narcotráfico, el crimen organizado y de las ideologías contra la vida que
siembran desesperanza, tristeza y miedo.
Como muchos de
ustedes, nosotros percibimos en la población cansancio, soledad, impotencia y
desesperación. La tensión social crece aún más ante el constante uso de un
lenguaje polarizado de quienes pretenden el monopolio de la verdad y la
honestidad, descalificando a cualquier persona o grupo que piense de otra manera,
dando lugar a rivalidades, revanchas y actitudes que no posibilitan un mínimo
diálogo para acuerdos constructivos, ni favorecen la concordia ni la
fraternidad.
Por todo ello, la
pregunta: ¿qué significará para nosotros
celebrar este año 2020 la Navidad?
CONTEMPLEMOS
EL MISTERIO DE AMOR DE DIOS, EN BRAZOS DE MARIA Y DE JOSÉ
La Palabra de Dios viene en nuestra ayuda, para descubrir el paso del
Señor entre nosotros, Ya que ninguna de las realidades mencionadas es ajena al
Nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo.
La ternura y humildad de ese pequeño Niño envuelto en pañales sobre un
pesebre, contemplado por los pastores en brazos de María su madre, es un
mensaje de amor que habla elocuentemente a todo ser humano por más difícil que
sea su situación. Dios infinito y
misericordioso se ha querido hacer hombre vulnerable como nosotros, en todo
menos en el pecado, precisamente para rescatarnos de nuestros pecados y
concedernos la libertad de los hijos de Dios, y podamos llamar con toda verdad
a Dios: “Abba, Padre”. (Gal.4,4-7).
Jesús nace pobre entre los pobres, anunciado primeramente a los pobres
pastores que cuidaban sus rebaños. No
nace en un palacio, ni viene con la lógica de los poderosos, sino que nace de
camino en un pesebre, nace de una humilde mujer que se proclama dichosa porque
el Señor se fijó en la humildad de su servidora (Lc 1, 48). Es un niño que goza de la ternura y la fe de
José el carpintero, el Esposo de María, cual fiel y vigilante custodio,
dispuesto siempre a caminar en la oscuridad de la fe como Abraham “sin saber a
dónde iba” (Hb 11,8).
Jesús nace expuesto a las contingencias políticas que obligaban a José
y María a un viaje largo para empadronarse en la ciudad de David (Belén de
Judá). Nace perseguido desde su
nacimiento, en un ambiente político muy adverso y peligroso, que obliga a sus
padres a emigrar a una tierra extranjera en Egipto, y encontrar su posterior
domicilio en Nazaret.
Por ello: Jesús, José y María,
pueden hablar elocuentemente a los hermanos migrantes y a los perseguidos
políticos, a los que esperan a las afueras de los hospitales con sus enfermos,
y a los que confían en la Providencia por no tener la seguridad del trabajo y
del pan de mañana.
Jesús viene como luz para iluminar a la humanidad recorriendo con
nosotros y entre nosotros el camino de las bienaventuranzas: con nosotros ha
llorado, con nosotros ha tenido hambre y sed de justicia, nos ha enseñado a ser
limpios de corazón y constructores de la paz, aun cuando se es perseguido o
calumniado. Ha venido a ofrecer sin límites
el Reino de su Padre Dios. Por eso se ha
hecho hombre como nosotros, es nuestro Emmanuel preanunciado, es Dios con
nosotros.
Jesús viene así a descubrirnos el sentido de nuestra vida y también de
nuestra muerte. Entre los regalos que le
presentarán los magos de oriente, la “mirra” (utilizada para ungir los cuerpos
para su sepultura) ya se anuncia cómo este pequeño niño salvará a la humanidad,
asumiendo la realidad de nuestra muerte, aceptando por nosotros la muerte dolorosa
y cruenta de la Cruz, pero también salvífica y vencedora por el poder de su
Resurrección.
Por ello, hermanos, podemos
abrazar y decir una palabra de consuelo a todos aquellos que en estos meses
pasados han sufrido la muerte de un ser querido. Rogamos para que sus familiares difuntos
gocen ya de esta luz que se irradió desde el pesebre en Belén y se culminó
desde el sepulcro vacío en las afueras de Jerusalén, el día de su gloriosa
Resurrección. Pedimos para todos ellos,
la alegría plena junto a Jesús, en el amor y la eterna luz de los brazos del
Padre celestial.
ACEPTEMOS Y
HAGAMOS NUESTRO EL REGALO DE LA AMISTAD CON DIOS
Los invitamos hermanos a que en estos días preparatorios y muy
especialmente en la Noche Buena, sea unidos como familia en torno a nuestro
nacimiento navideño en el hogar, o frente alguna imagen de Jesús, José y María,
la familia peregrina de Belén, Egipto y Nazaret, nos recojamos en lo más
interior de nuestro espíritu, dejándonos impregnar del amor de Cristo que nadie
nos puede arrebatar.
Sea con el rezo del Santo Rosario, con la lectura de la Palabra de
Dios, con los cantos y tradicionales villancicos, o con el simple silencio
meditativo: acojamos a Cristo que quiere nacer en tu corazón, en tu familia y
entre los tuyos.
Qué mejor será si podemos acceder al Sacramento de la Confesión y de
la Eucaristía durante estas fiestas decembrinas. Sea presencialmente con los debidos cuidados,
o sea virtualmente a través de los medios digitales o la televisión. En todo caso, siempre que humanamente no nos
es posible confesarnos o recibir sacramentalmente la Sagrada Comunión, podemos
hacer un Acto de Contrición Perfecta y una Comunión Espiritual, para gozar más
plenamente de la amistad con Dios esta Navidad.
Los
invitamos a completar nuestro camino de conversión que nos ha recordado este
Adviento; esto supone afianzar el rechazo de lo que ofende al Señor, el dolor
de los pecados cometidos y el deseo sincero de liberarnos de ellos con el
propósito firme para evitarlos en nuestra vida.
Rechazar el pecado y las cosas que nos engañan y nos hacen caer en la
tentación, con la mentalidad mundana, y el apego excesivo a las comodidades, al
placer, el bienestar y las riquezas. Si
estamos desanimados o nos faltan fuerzas para esta conversión, pidamos con
fervor y constancia “la gracia” de esta conversión permanente para vivir en el
Reino de Cristo, y Dios nuestro Padre misericordioso nos concederá lo que solos
no podemos. “La conversión es esto: una gracia de Dios. Tú empieza a caminar, porque es
Él quien te mueve a caminar, y verás cómo llega. Reza, camina y siempre darás
un paso adelante.” (Papa Francisco, Angelus, Domingo 6 de Diciembre
2020).
SEAMOS TESTIGOS
DE LA LUZ ESTA NAVIDAD, ANUNCIÉMOSLA CON NUESTRA VIDA.
Finalmente, hermanos: en esta Navidad celebraremos al Señor
de la Vida que se abandona confiado en los brazos amorosos de su madre María y
el tierno cuidado de José. En la debilidad y fragilidad de este recién nacido
se esconde el poder de Dios que todo lo crea y transforma.
Ante los desafíos que
nos plantean estos tiempos, hagamos de nuestras familias y de cada una de
nuestras comunidades parroquiales un oasis de misericordia desde donde se
irradie la presencia de Cristo, que nos llene de alegría y fortalezca nuestra
esperanza. Podamos así, a la luz de su Palabra, construir un mundo donde se respete
la dignidad humana y se vivan los dones de la paz, la justicia y el amor. Cumpliremos así el mandato del Señor: “Ustedes son la
luz del mundo” (Mt 5, 14).
A quienes veamos más
afectados por las pruebas recordemos la exhortación que nos hacen los profetas:
“Fortalezcan
las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes. Digan a los desanimados: Sean fuertes, no
teman! Aquí está su Dios! .... Llega la
retribución de Dios. Él en persona viene a salvarlos a ustedes. ...El mismo
Señor los guiará por el camino para que los inexpertos no se
extravíen...llegarán a Sión con cantos de júbilo. Una alegría eterna iluminará sus
rostros. Gozo y alegría los acompañarán,
la tristeza y el llanto se alejarán”. (Is.35, 3-4. 8.10).
A
NUESTROS PRESBITERIOS, A LAS COMUNIDADES PARROQUIALES Y DE VIDA CONSAGRADA,
A
TODAS LAS FAMILIAS QUE ESPERAN EN EL SEÑOR JESÚS
Y
A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD,
SUS
HERMANOS OBISPOS LES DESEAMOS
UNA
FELIZ NAVIDAD LLENA DE CONCORDIA, SALUD Y PAZ
EN
CRISTO NUESTRO SALVADOR.
Miércoles de Adviento, 16
de diciembre de 2020
+ Hipólito Reyes Larios Arzobispo
de Xalapa + Eduardo
Carmona Ortega, c.o.r.c. Obispo de Córdoba. + Rutilo Muñoz Zamora. Obispo de Coatzacoalcos. + Carlos Briseño Arch, o.a.r. Obispo de Veracruz. + José
Trinidad Zapata Ortiz Obispo de Papantla. + Eduardo Porfirio Patiño Leal Obispo Emérito
de Córdoba |
|
+ Eduardo Cervantes Merino Obispo de
Orizaba. + Juan
Navarro Castellanos Obispo de Tuxpan. + Fidencio López Plaza Administrador
Apostólico de San Andrés Tuxtla + Rafael Palma Capetillo Obispo
Auxiliar de Xalapa + Lorenzo
Cárdenas Aregullín Obispo Emérito de Papantla. + Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, o.b.m. Obispo
Emérito de Veracruz. |
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