BOLETÍN DIGITAL No. 418 “LO ENVOLVIÓ EN PAÑALES Y LO ACOSTÓ EN UN PESEBRE” (Lc 2,7)

“LO ENVOLVIÓ EN PAÑALES Y  LO ACOSTÓ EN UN PESEBRE” (Lc 2,7)

--La Navidad, experiencia de la vulnerabilidad humana--

Este 2020 hemos vivido una prolongada pandemia del covid-19, constatando más que nunca nuestra vulnerabilidad humana. Esta experiencia nos puede ayudar y facilitar a entender la vulnerabilidad del Niño Jesús que cuando nació, la Virgen María, “lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre” (Lc 2, 7). No obstante, esta vulnerabilidad no siempre la captamos, porque nos centramos en otros aspectos de la fiesta, a veces no siempre esenciales. 

En efecto, el ambiente festivo de la celebración de la navidad puede impedir que descubramos el nacimiento de Jesús tal como sucedió. Su encarnación no llegó con fiestas, ni fue esperada por las autoridades de su tiempo. En el evangelio de Lucas se nos narra que Jesús nació en la periferia y los que se dan cuenta son los pastores del lugar, personas ordinarias que no tenían más que ofrecerle que su compañía y la sencillez de su vida (Lc 2, 8-18).

Cierto que a los pastores se les anuncia la llegada del Niño como “una gran alegría que lo será para todo el pueblo: Les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor” (Lc 2, 10-11). Esta es la paradoja de nuestra fe: desde la vulnerabilidad se muestra el poder de Dios, desde la pobreza se nos da la riqueza de Dios: “el cual, siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para enriquecernos con su pobreza” (II Cor 8, 9).

Esta Navidad, en medio de incertidumbres, sufrimiento y carencias, quizás nos abra los ojos a la verdadera humanidad de Jesús y logremos entender mejor el misterio de su encarnación y el don de su salvación. Dios se hace ser humano asumiendo las circunstancias tal como son y buscando caminos para superarlas. Dios sigue naciendo en los pesebres de hoy, viene a transformar nuestras situaciones inhumanas en trabajo, casa, educación, salud y alimento. 

El Niño del pesebre vino a vivir nuestra vida y aceptarlo es construir un futuro que nos lleve a afrontar mejor nuestra vulnerabilidad humana y, sobre todo, para garantizar las condiciones necesarias en el cuidado de la vida en pandemia. Navidad es la esperanza renovada de que llegarán tiempos en que nuestro mundo podrá ser distinto (cfr. Vélez Consuelo, Y llegamos a Navidad ¡con la pandemia a cuestas!, Religión Digital). ¡Felices Pascuas de Navidad! 

P. Florentino Lucas Valdez, Párroco.

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