BOLETÍN DIGITAL No. 416 ¿NO ESTOY AQUÍ, QUE SOY TU MADRE?


¿NO ESTOY AQUÍ, QUE SOY TU MADRE?

--Entronización de la imagen de la Virgen de Guadalupe en los hogares--


(Preside la celebración el padre de familia. Se puede comenzar a la entrada de la casa, o en el lugar donde va ser colocada la imagen)

Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 

Todos: Amén. 

Hermanos: Hoy llega a este pequeño santuario que es nuestro hogar, la imagen peregrina de la Virgen de Guadalupe. Esta imagen será señal de nuestra fe y confianza en la misericordia y la gracia de Dios quien nos protege y asiste en todo momento. Va a ser colocada en nuestra casa, no solo como recuerdo de la bondad divina recibida en el Santuario del Tepeyac, sino también como señal de la presencia de la Virgen María entre nosotros. Nos recordará, además, cuando la veamos o recemos ante ella, que somos peregrinos, que vamos de camino hacia nuestra patria definitiva, el cielo. Acojamos, pues, gozos esta imagen bendita, cantando el himno con el que la piedad y devoción de los fieles la veneran en el Santuario del Tepeyac.

(Se canta el himno: Desde el cielo una hermosa mañana…, mientras la imagen es llevada al lugar donde va ser entronizada y se coloca. Después Se rezan cinco Avemarías en memoria de las Cinco Apariciones.)

Guía: Oremos: Dios nuestro, Padre de misericordia y de bondad, que nos has permitido traer a nuestra casa esta imagen peregrina de Nuestra Señora de Guadalupe, escucha nuestra oración y concedemos que, por la invocación de esta Santa Imagen, alcancemos las gracias que te pedimos y que nos convengan, y que experimentemos siempre tu protección sobre nuestro hogar. Por Jesucristo nuestro Señor. 

Todos: Amén

(Se reza una Salve frente a la imagen y se termina con la siguiente oración y jaculatoria)  

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO POR EL CORONAVIRUS

Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Confiamos en ti, Salud de los enfermos, que junto a la cruz te asociaste al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que nos diga Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y se ha cargado con nuestros dolores para llevarnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.

¡Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de México, esperanza nuestra, ¡Salva nuestra Patria y conserva nuestra fe!

P. Adrián Hernández Martínez, Vicario.


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